domingo, 17 de abril de 2011

Fallo del concurso Y fueron felices y comieron perdices

Con un poquito de retraso ya traemos el fallo del concurso Y fueron felices y comieron perdices, la verdad es que decir que estamos descontentos es poco. Personalmente estoy muy decepcionada con todos vosotros, esperabamos un poquito más de participación, que no es que lo hayamos tenido precisamente muy difícil para elegir. Entiendo que era un concurso que había que currarse y que eso lleva trabajo y tiempo y de eso último no todos tenemos, pero jolines, que escribir un relato tampoco cuesta tanto. Ya hemos aprendido la lección y, por mi parte, no volveré a organizar ningún concurso que os robe vuestro preciado tiempo, que ya veo que es escaso. Nos hemos planteado el dejar el concurso sin ganador, dado que el número de participantes es MÍNIMO, pero no nos parece justo para aquella persona que se ha molestado y ha participado. Así que bien merecido tiene el premio.

¡¡ENHORABUENA BETH!!

Tienes 48 horas para ponerte en contacto con nosotros y darnos tus datos. Pronto recibirás un ejemplar de Cuentos de Bereth III.

Aquí os dejo el relato con el que se ha ganado el libro:


Comienzo para Cuentos de Bereth
  
El leve susurro de la hierba despertó a Duna. La joven se levantó, adormilada, y se sintió perdida en medio de aquella densa oscuridad. La luna brillaba en lo alto del cielo, llena y pálida, recortada por las hojas del roble bajo el cual había despertado. Miles de estrellas la acompañaban, velando por ella en la noche.
Duna se restregó los ojos, sin saber muy bien qué había pasado. Lo último que recordaba era que Cinthia, su mejor amiga, y ella paseaban por el campo recogiendo flores, para más tarde regalárselas a sus madres. Habían salido a media tarde, por lo que era muy posible que las campesinas estuvieran preocupadas por sus jóvenes hijas, a las que tenían por niñas pequeñas a pesar de que ya estuvieran en plena adolescencia.
Duna se concentró, pero en pocos segundos perdió la paciencia y sacudió la cabeza. Recordaba haber llegado hasta aquel campo, y recordaba que se habían sentado a descansar bajo aquel roble. Recordó que se recostaron contra el tronco, que habían olido las flores, y después… nada. Había un vacío desde aquel momento hasta que se había despertado.
Inquieta, Duna se agachó frente a Cinthia, que dormía a su lado, y la sacudió para despertarla. Sin embargo, ésta, perezosa por naturaleza, siguió durmiendo después de gemir suavemente. Duna la dejó en paz, consciente del mal humor en el que se podía poner la joven si se la despertaba demasiado bruscamente o, en realidad, solamente si se la despertaba. Por lo menos respiraba.
Y, al girarse, se dio cuenta: flores duermevelas. Su padre le había contado que su polen provocaba un profundo sueño del que se tardaba varias horas despertar. ¡Qué tontas! ¿Cómo no se habían dado cuenta? Duna se rió de ella misma en silencio, pero pronto sólo se oyó el canto de los grillos.
Entonces miró a su alrededor, un poco asustada. Nunca antes había estado fuera de casa tan tarde. De repente, se dio cuenta de que nunca había contemplado la luna, si no era a través de las ventanas de su casa, así que decidió tranquilizarse y esperar hasta que Cinthia se despertase, aprovechando para admirar la luna.
Duna nunca antes se había fijado tanto en ella. Era tan grande, tan majestuosa… Era un círculo perfecto, reina de la noche, sin duda.
Pero, entonces, pasó lo impensable.
Duna sintió que un escalofrío le recorría el cuerpo, e intentó negar lo que sus ojos vieron con demasiada claridad.
Una silueta pasó por delante de la luna, tapando su luz momentáneamente.
Tenía forma de… pero no, era imposible.
No podía serlo.
Duna se frotó los ojos y volvió a mirar al cielo, pero siguió viendo la silueta, que se alejaba cada vez más.

No… No era posible.
Ya no había dragones en Bereth.
*****
Adhárel se asomó al balcón de su dormitorio y contempló su tierra. Bereth. Su reino. Cuando su padre muriera, sería suyo. Y eso lo asustaba.
Sólo tenía diecinueve años, no se sentía preparado para gobernar. Conllevaba tanta responsabilidad… Además, sería duro porque él era muy diferente a su padre.
Su progenitor era aquel rey que había volcado todos sus esfuerzos en provocar la extinción de los dragones, mientras que él, su hijo, el príncipe heredero al trono… lo había evitado.
Adhárel bajó al patio trasero del castillo furtivamente, envuelto en su capa de viaje. Salió de la fortaleza y se internó por el frondoso bosque que estaba a unos metros de los muros del castillo. El príncipe andaba deprisa, inquieto, y no se sintió más tranquilo hasta que llegó al claro y vio al dragón.
Era un ser magnífico. Sus cuernos y sus escamas azuladas brillaban a la luz de la luna. Sus alas estaban plegadas a su espalda, pero eso no lo hacía parecer menos temible.
Adhárel se acercó al dragón despacio y le acarició el lomo. La criatura emitió un sonido que se parecía a un gruñido, pero que sólo se podía identificar como un ruido de agradecimiento. El príncipe le sonrió con tristeza.
Un ser tan bello, tan único… y era el último. El último dragón.
El joven sintió, pronto, como la ira lo invadía. Su padre, aquel arrogante que creía que debía destruir todo aquello que era superior a los humanos, había matado a todos los familiares del dragón que tenía enfrente, sumiéndolo en la más absoluta soledad.
La criatura con corazón de fuego miró a los ojos a Adhárel, como si quisiera decirle que no debía correr aquel riesgo sin él.
- Tonterías- dijo el príncipe, intentando esconder su tristeza. Aunque no se sintiera a gusto allí, sabía que había cosas que se dejaba atrás. Por ejemplo, su hermano Dimitri.
Adhárel sacudió la cabeza. Se puso la capucha de su capa, escondiendo así su rostro, y, sin darse cuenta de que unos ojos lo observaban desde la maleza, montó en el dragón.
- Vamos- le dijo a la criatura.
Ésta emitió un suave rugido y alzó el vuelo.
El príncipe se sujetó la capucha para que no se le retirase, y con la mano libre dijo adiós a su pueblo.
Adhárel se despidió por última vez de su pueblo. Una lágrima resbaló por su mejilla.
Ya no volvería jamás.

*****

Duna alzó la cabeza y observó al príncipe huir. El príncipe Adhárel, lo habría reconocido en cualquier sitio.
No se lo podía creer.
El príncipe, al que todos admiraban… era un traidor.
Duna echó a correr hacia el campo en el que Cinthia seguía dormida, para contarle lo que había visto, y después denunciar al príncipe.
No… no era posible.
Adhárel había traicionado a su padre. Había traicionado a Bereth.
Y la traición se pagaba con la muerte.
*****
El príncipe observaba sus tierras cuando, de repente, divisó una figura que corría.
Incluso antes de que Adhárel lo pensara, el dragón descendió y tomó a la muchacha que corría entre sus garras.
La chica emitió un grito aterrado e intentó zafarse de las garras de la criatura, pero cuando ésta llegó a una altura demasiado grande como para salir vivo de la caída, la joven paró de forcejear y comenzó a llorar, asustada.
Adhárel se puso nervioso. “Esto no entraba en el plan” se dijo, inquieto.
Dejó que el dragón lo llevara más allá del horizonte, e intentó ignorar los gimoteos de la muchacha mientras pensaba dónde esconderse del ejército real que acudiría en su busca cuando los rayos del alba alumbraran Bereth.

_____________________

Es un relato magnífico, Beth. Te llevas el premio bien merecido.

6 comentarios:

  1. Chicos cuánto lo siento en serio, lo llevo a saber y participo porque vosotros siempre os lo curráis con TODO, a ver el próximo si hay más suerte y participan más y por supuesto FELICIDADES Beth!!

    Saludos^^

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  2. Felicidades Beth!!
    Muy bonito tu relato ^^

    besos

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  3. Pues muchas felicidades a beth! que bonito relato.

    PD: Pues lo que pienso del concurso es que muchos de nosostros no sabemos escribir, o de verdad no nos animamos porque no tendremos un buen resultado o algo parecido. Pero bueno, espero haya más!

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  4. ¡Muchísimas gracias! La verdad es que es una pena que la gente no se animara a participar. Lo siento mucho :( A ver si la siguiente vez hay más participantes!
    Y ¡Muchísimas gracias de nuevo! Ya os he mandado el e-mail :)

    Un trillón de abrazos!

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  5. Felicidadees Beth!! La verdad que te lo mereces, menudo pedazo de comienzo :)
    La verdad es que no estaba muy animada a participar, aunque pensaba hacerlo, lo malo es que estoy en epoca de examenes y dejé el relato a medias. Otra vez será.

    Un besoo!

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