La Cena, de Herman Koch.

• Título: La Cena
• Autor: Herman Koch
• Editorial: Salamandra
• Encuadernación: Rústica.
• ISBN: 978-84-9838-303-4
• Páginas: 284
• Precio: 17€

¿Hasta dónde es capaz de llegar un padre para encubrir a un hijo que comete un delito injustificable? ¿Debe prevalecer el instinto de protección paterna, o la lealtad a unas normas sociales que garantizan la coherencia y la fortaleza del grupo? Estas y otras preguntas de igual calibre surgen como dardos durante la lectura de La cena, una novela ácida y provocadora que apunta sin miramientos a toda una clase social acomodada de los Países Bajos y, por extensión, de toda Europa, instalada en una inercia de autosatisfacción y complacencia, e indiferente hacia el devenir de la generación que ha de sucederla.

Dos parejas se han citado a cenar en un moderno y exclusivo restaurante de Ámsterdam. Mientras saborean el aperitivo y charlan con aparente despreocupación sobre la última película de moda y sus planes para las vacaciones, son conscientes de que, tarde o temprano, deberán abordar el incierto y acuciante asunto que los ha llevado a reunirse: el futuro de Michel y Rick, sus hijos de quince años, que según algunos indicios podrían estar envueltos en un caso de violencia grave. Así pues, tras los postres, cuando la cena llegue a sus últimos compases, la tensión entre los comensales habrá alcanzado su punto culminante y la cadena de secretos y revelaciones confluirán en un final dramático en el que nadie podrá esgrimir su inocencia.

Opinión personal:

La Cena es un libro que quizás a primera vista no llame mucho la atención a los amantes de la literatura juvenil. En su portada vemos una langosta roja y brillante, representando esa cena a partir de la cual se ha edificado una historia.

Yo, que lo he leído solo y simplemente porque andaba escasa de novelas en las que adentrarme y dinero que gastar en su adquisición, lo he hecho gracias a mi madre. Se lo prestó mi abuelo, y ella no me adelantó que la historia y sus personajes, especialmente el narrador y protagonista, me despertarían sensaciones tan contradictorias.

El narrador (Paul), que se dirige a nosotros en primera persona, evoluciona totalmente a nuestros ojos durante el transcurso de los acontecimientos. Y digo "a nuestros ojos", porque no es él quien cambia; sino nuestra opinión, que va variando al dársenos a conocer secretos y mentiras de su vida.

Al principio del libro, y aproximadamente hasta la mitad de este, Paul me parecía una persona buena, y divertida; llegaba, incluso, a identificarme con él. En algún momento de la historia, mi percepción del personaje fue empeorando; después de haberse pasado media novela echando pestes de su hermano, se revelaba aún más frívolo y egoísta que él.

Así que la deliciosa narración, que se detiene en los pequeños detalles de la comida, se verá interrumpida por un cambio en nuestra percepción de la historia. Y es que hasta ese momento la inmersión en la vida social y personal de estos holandeses acomodados era lentamente envolvente, y daba a la novela muchos puntos a su favor.

Por eso hay que continuar leyendo, tratando de ignorar ese veneno escondido en el fondo de la trama. Y así nos daremos cuenta de las controversias ocultas en la letra pequeña de la novela: nosotros, que hemos disfrutado de las bromas y reflexiones del protagonista, ¿renegaremos de él ahora que le conocemos en los momentos difíciles?, ¿juzgaremos por su turbio y violento pasado a alguien que en su presente nos ha resultado tan cercano?... y, sobre todo, ¿dónde termina la lealtad a nuestra familia y empieza el respeto a la de los demás?

Quizás nuestra distanciación del protagonista se debe a eso, a que va proclamando sin escrúpulos sus pensamientos sobre los temas más escabrosos. Esas cosas que todos pensamos, que todos nos hemos preguntado alguna vez si haríamos en caso de haber de defender a nuestra familia ante las leyes que hacen funcionar la sociedad… pero que tachamos de “políticamente incorrectas”, y nos cuidamos de no expresar en voz alta. Y esto no es algo negativo, al contrario: por incómodas que resulten las reacciones del protagonista, nos muestran nuestra faceta más oscura; pues en ocasiones nos inclinamos por proteger lo más cercano y perdonar todo tipo de crímenes, injustificables en otras situaciones.

Aun así, porque encuentro a veces incoherente la forma en que el autor narra las reacciones de Paul, escudándolas en su pasado… por eso, prefiero con mucho a su mujer: desde el principio se nos la presenta como alguien inteligente y sensible, y al final del libro revela una sangre fría y una capacidad de decisión que, al contrario que en el caso del protagonista, me parece verosímil a la vez que sorprendente.

Ahora que repaso esta reseña unos días después de su redacción, me doy cuenta de que quizás no os he aclarado si vale o no la pena comprar este libro; con tanta reflexión social, dónde habrá quedado la recomendación literaria... 

¿Mi consejo? Hacedlo.

Ya sea por las preguntas que plantea o el humor que esconde, pero leed esta novela.

Puntuaciones:
Escritura:

Personajes:

Trama:

Portada:

Ritmo:

Final:

Nota final:

Sawako.